Anoche tuve la posibilidad de ver el documental "El edificio de los chilenos", de Macarena Aguiló. Una tremenda historia (real autobiográfica), completamente desconocida por la mayoría de los chilenos, de la época de la dictadura. Cuenta la infancia de 60 niños, hijos de hombre y mujeres miristas, que luego de haber sido exiliados junto a sus padres, debieron quedarse en Europa al cuidado de 20 adultos voluntarios del Mir, dando vida al "Proyecto Hogares". La idea del proyecto era que en la "Operación Retorno" (en la que volvieron miristas a chile en la clandestinidad), pudiesen regresar tanto hombres como mujeres... Y como muchos de éstos tenían hijos, debían dejarlos por su "seguridad" en Europa.

El documental narra a través de testimonios, cómo se las arreglaron tanto los adultos como los niños que se quedaron, para hacer una vida lo más normal posible, pasando por un proyecto en comunidad en Bélgica en donde el foco estaba puesto claramente en los niños hasta una vida en un edificio en Cuba, donde pasaron la mayor parte de su infancia (algunos más de 7u8 años), recibiendo cartas de sus padres, recibiendo noticias trágicas de los decesos de algunos de ellos, recibiendo una educación comunista en Escuelas Cubanas, recibiendo el cariño de sus "padres sociales" y la compañía de sus "hermanos sociales, con quien formaban una familia. Según los relatos que transcurren, se da cuenta que la experiencia fué tremendamente diferente para cada niño y lógicamente estaba designada por lo que cada niño era (emocionalmente hablando). Hay quienes no son capaces de justificar aún tamaña decisión de un adulto frente a su rol materno/paterno, y otros no se sienten siquiera con el derecho de cuestionarla, ya que les bastó con reencontrarse con ellos vivos. Y por el lado de los padres la cosa no es muy diferente, se observa el testimonio de un padre que no se explica a sí mismo como fue capaz de dejar a su hijo de ocho meses, lactante aún en manos de otros para hacer frente a sus ideas políticas y por otro lado una madre (la madre de Macarena), que se refiere a los sucesos casi con una distancia indolente de hechos ocurridos hace mucho que seguramente no se permite cuestionar, ni justificar, menos perdonar, perdonar qué? si no hay juicio de aquellos, era lo que había que hacer.

Lo que logra equilibrar tanto caos, tanto desorden emocional, tanto extremismo, es la posición de Macarena, una niña que vivió la experiencia sin cuestionamientos éticos pero con grandes vacíos afectivos. Si no es porque ella cuenta la historia no sería posible verla sin querer acribillar a esos padres con garrotes de moralidad. Si no es por que ella la cuenta no sería posible entender nada.

Una vez más están los niños rescatando a los padres de sus propios juicios de crianza, ellos quienes tienen la capacidad infinita de amarlos, a pesar de todo abandono, de amarlos a pesar de la ausencia, de amarlos a pesar de las carencias, a pesar de los vacíos, del sutil maltrato que se esconde en la no presencia, de la mezquindad de saberse indispensable como hombre o mujer pero no como padre, amarlos a pesar de su egocentrismo ideológico, amarlos a pesar de no haber sido bien amados. Sé que es muy difícil decir lo que es el bien y el mal, sé también que todos los niños del mundo sienten de alguna u otra forma el abandono, pero cuando el abandono físico se transforma en desición conciente, cuando se llega a él por una decisión individual me es imposible quedar ajena al juicio moral y al repudio total de aquella falta.

Me cuestiono también el tema del abandono. De cuántas vecer organizamos toda una institucionalidad para concientizarnos a nosotros mismos que debemos dejarlos la cuidado de otros por "su bien". Creo que jamás será por su bien y si es cierto que en la mayoría de las situaciones existe una real necesidad de hacerlo, es sano estar consciente que nunca es por su bien, porque su bien está a nuestro lado y en eso creo que las mujeres que trabajan con sus hijos al hombro nos llevan años luz de sabiduría.

El abandono es pan de cada día en nuestra sociedad, las salas cunas, las nanas, y las guarderías son un mal necesario, tanto que ya no son cuestionables, hacerlo es como retroceder en la historia, es cuestionar el rol de la mujer actual. Es extraño como nos redefinimos como mujeres desde una perspectiva individual y cómo decidimos separarnos de nuestro rol materno, como si fuese algo lejanbo, antiguo, pasado de moda. Es extraño hasta ese punto pero se vuelve ilógico cuando comenzamos a extremar la posición de mujer proveedora, cuando el hacerse cargo de la total crianza de los hijos es vista como peligroso. Y esto es cada vez más cierto, hace unos meses un siquiatra me dijo que si yo no mandaba a mi hija de 9 meses a la sala cuna le estaba haciendo un daño.

Y el cuento que sostiene este discurso incluye por supuesto transformaciones de lo que involucra la crianza; los niños deben socializar con sus pares, estar estimulados por espacios diseñados para tal efecto, tener rutinas extremadamente organizadas, aprender cada vez más temprano a leer, a contar, los colores, las formas, e innumerables etcéteras de información, y como el cuento siempre debe terminar con un final feliz exterminamos cualquier rezago de duda diciendo que es más importante la calidad del tiempo que la cantidad, dando por sentado que ambas ya no pueden ser contadas en el mismo cuento.

El "Edificio de los chilenos", está al alcance de todos, no es muy diferente que otras instituciones dedicadas a la crianza de nuestros hijos y el mazazo de moralidad está también sobre todos los que que acudimos al edificio a él, dejando a nuestros hijos bajo ciertas directrices de cómo creemos que deben formarse como personas y como ciudadanos, mientras cumplimos nuestro rol proveedor, ya sea en busca de un sustento económico, de un desarrollo personal o de un sueño ideológico.
Para comenzar a análizar este libro intentaré hacer un comentario general. Si lo tuviese que resumir en tres palabras "leelo por favor", si tienes hijos por favor a tus hijos, si no los tienes por favor al mundo infantil que nos rodea a diario (y que tantas veces ignoramos).

Este libro entrega una propuesta de crianza tan radicalmente respetuosa hacia los niños que a ratos parece sacada de otro planeta, sin embargo es una propuesta demasiado lógica y de sentido común, tanto que no tuve jamás diferencias de opinión con la autora, lo que se hace difícil cuando nos están dando pautas de como criar a nuestros hijos. Es muy cercano ya que la autora habla no sólo desde su perspectiva de terapeuta, sino que más desde su experiencia como mamá. Plantea un método (típico de los yanquis) que aunque tienes sus pasos y siglas es muy interesante para aquellos momentos en que la crianza nos pone en aprietos; pataletas, angustias, peleas entre hermanos, pares, demandas, etc.

Lo malo es que conseguir el libro fue todo un parto. Finalmente lo compramos por internet y aunque demoro como dos meses en llegar, llegó. La compra se puede hacer en la página de "crianza natural".

Bueno ya pronto buscaré algunas citas de aquellos episodios que más merecen ser compartidos. Y junto con hacer mi propio comentario sería ideal que quien pueda haga el suyo también.

Cambiar de paradigma...

Cambiar de paradigma es difícil. Se oponen al cambio muchos factores, desde la ignorancia hasta lo aprendido. Y cuando hablo de "aprendido" no me refiero a aquello que nos ha enseñado de manera metódica en un curso, una escuela, un libro leído, etc. Me refiero a todo lo que hemos aprendido ya sea voluntaria o involuntariamente. Es más creo que se oponen aún más aquellos aprendizajes involuntarios, esos que hicimos nuestros a través de la experiencia. Uffff esos sí que pesan. ¿Y a qué va todo esto?, pues bueno paso a explicar a mi modo:
No soy una MAMIFERA desde siempre.
Me he ido haciendo en el camino.
Creo que recién desde hace un par de ańos he descubierto que criar es cosa seria.
Y que me encanta.
Y que (para mi) es toda una ciencia.
O un arte.
El arte de criar.
Por que la ciencia responde a un método.
El arte requiere de algo más que eso.
Para mí criar requiere de un cambio de paradigma.
Y eso es pega.
Hay que tomarselo en serio.

Explico todo esto por que entre las cosas que están al alcance para cambiar el paradigma esta la lectura. Hay unas buenas razones para usar la lectura como medio de transporte (de un paradigma a otro):

Es información confiable.
Nos permite comunicarnos con quienes nos llevan años luz en el tema.
Aprender de ellos
Hacerlo cuando podemos en tiempo y lugar (cosa buena cuando hay pequeños alrededor)
Repasar, masticar, digerir, aplicar, volver a leer, etc.

Entonces... Les cuento que dedicaré algunos post a un libro que me tiene fascinada y quizás alguno de ustedes también le interese. Sería buenísimo compartir lo que piensan al respecto. El tema es MONUMENTAL!!!!! Se llama "Educar sin gritos, amenazas ni castigos" (un magnodesafio no?). Los invito a compartir con Noemí Aldort (la autora), esta locura, nos vemos.
La mamifera: ¿CIUDAD DE LOS NIÑOS?...mmmmmm… ver para creer: "En el anterior post les conté de un luz de esperanza para remediar en algo la hostilidad de esta sociedad hacia los niños. La verdad es que ..."